Voluntariado Juvenil Vicentino

El Voluntariado Juvenil Vicentino tuvo su origen en París el 29 de noviembre de 1909. Nació con el nombre de “Obra de Luisas de Marillac”, y como parte de la Cofradía de las Damas de la Caridad, hoy Asociación Internacional de Caridades (A.I.C.). De esto hay constancia en un acta en la parroquia de San Nicolás de Chardonet, firmada por Monseñor Annette, Arzobispo de Paris. En Colombia fue organizado el movimiento el 2 de enero de 1933 3n Cali, desde donde se propagó al resto del País. En 1971 tomo el nombre de Voluntariado Juvenil Vicentino “VOLJUVI” dejando de ser solo femenino. Hace parte de la familia vicentina. Sigue las orientaciones de la Iglesia Católica, es ajeno a toda actividad de carácter partidista. Acata la constitución y las leyes de la Republica y promueve obras sociales de caridad y Evangelización, desarrollo humano y servicio a la comunidad.

miércoles, octubre 31

LECTIO DIVINA – DOMINGO 30º TO –Ciclo B ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?



Fuentes: “Tú tienes palabras de vida, Ciclo B”;
 obras completas de San Vicente de Paúl. 


LA PALABRA HOY: Jeremías 31,7-9; Salmo 125; Hebreos 5,1-6; Marcos 10,46-52
Ambientación: Un cirio, algunas velas más pequeñas apagadas, lentes oscuros, antifaz, vendas varias. Frase: ¡Señor, haz que vea!

Cantos sugeridos: Danos tu luz; Oración de unidad

AMBIENTACIÓN:

Tanto el pueblo de Israel como Bartimeo viven una experiencia de salvación, simbolizada en la curación de la ceguera. Ambos tendrán que responder, ponerse en camino y acoger la promesa que les habla de restauración, de curación.
También nosotros estamos llamados hoy a acoger la voz de Jesús, que nos invita a descubrir cuáles son nuestras cegueras.

1. Oración inicial

Permite que te sigamos por el camino,
oh Cristo, que has librado nuestra vida
de las sombras de pecado y la muerte..
permite que dejando todo aquello
en lo que hemos confiado ciegamente,
seamos en el mundo presencia amorosa
de tu Reino entre las personas.

Y continúa abriendo nuestros ojos
ante los signos de tu paso;
Que podamos decirte en medio de todos:
“Piedad de nosotros, Hijo de David,
llena nuestras vidas de tu Gracia”.
Para llevar a los pobres y a los pequeños
esta noticia gozosa de tu cercanía...
Para llevarte a ti, oh Cristo,
luz, camino y aspiración verdadera
de todo hombre que viene a este mundo.
Amén.



I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Marcos 10, 46-52

  
Motivación: Auténtico discípulo es aquel que da testimonio y proclama su fe, la traduce en oración perseverante y confiada, se libera de todo lo que impida un encuentro personal con Cristo e, iluminado por Él, lo sigue decidido en su camino. Escuchemos.

Forma de leerlo:
  1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
  2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).


Preguntas para la lectura:
  • ¿Quién era Bartimeo? ¿Dónde se encontraba?
  • ¿Qué le pide a Jesús? ¿Cómo le llama 
  • ¿Cómo reacciona la gente que se encuentra en el camino?
  • ¿Qué acciones realiza Bartimeo para acercarse a Jesús?
  • ¿Qué le dice Jesús?
  • Una vez curado, ¿qué hace Bartimeo?



Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 20,29-34; Lc 18,35-43; Mc 5,34


II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

  
Motivación: Todos podemos vernos reflejados en el relato que hemos escuchado. La historia de Bartimeo es también nuestra propia historia. Sabemos, como este mendigo ciego, que sólo Jesús puede devolvernos la vista y hacer que le sigamos por el camino.

·  ¿En qué se parece mi fe a la de Bartimeo?
·  ¿Cuáles son las cegueras que me impiden seguir a Jesús por el camino del discipulado?
·  Cuando el camino se hace duro, ¿me quedo “al borde del camino” o redoblo mi súplica confiada?
·  ¿Por qué camino me está invitando Jesús a seguirle?
·  ¿En qué momentos de mi vida he experimentado a Jesús como luz?
· El mendigo ciego, sentado junto al camino, espera que Jesús abra sus ojos y alumbre su mirada. ¿Qué motivos para la esperanza me sugiere este texto?


Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.



III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?


Motivación: La Palabra de Dios ha dejado al descubierto que no son pocas nuestras cegueras. Como aquel mendigo ciego ponemos nuestra confianza en Jesús y le gritamos que nos devuelva la vista.

  • Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
  • Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 125).


IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?


Motivación: San Vicente y Santa Luisa hablaron en diversas ocasiones de la ceguera espiritual:
«Tenemos que entregarnos enteramente a Dios y pedirle la gracia de conocernos a nosotros mismos. Porque, cuando queremos elevarnos demasiado, cuando buscamos nuestras propias satisfacciones, la ceguera de nuestro amor propio es la que nos oculta este conocimiento, que nos impide ver que todo lo bueno que en nosotros se aprecia, no es de nosotros. » (IX,174)

«Me ha parecido en el primer punto que una de las razones que tenemos para darnos a Dios es la gran dificultad que el amor a nuestra propia estima opone siempre a la práctica de esta virtud por la ceguera en que nos hace caer respecto a nosotros mismos y respecto al prójimo; ello es causa de que con frecuencia juzguemos las intenciones y acciones de nuestras Hermanas de manera muy distinta a la verdad.» (SLM, E64).

San Vicente invita a confiar en Jesús, luz del mundo: “Siga haciendo que sus decisiones sean cada vez más conformes con Nuestro Señor y confíe en él, que será su luz y su fortaleza en todo.” (VI,548)

Compromiso: Consciente de mi ceguera, clamaré a Jesús y me pondré nuevamente en camino para seguir a Jesús.


Oración final

Señor ayúdanos a vivir tus enseñanzas
con la alegría de saber que ellas nos identifican contigo,
que por ellas actualizamos tu manera de ser
y así estamos realizando el proyecto del Padre.
Llena nuestro corazón de alegría,
al servir desinteresadamente, a ser gratuitos en el bien que hacemos,
al mirar la otro con tus ojos y al amar a tu estilo y a tu manera,
buscando solo el bien de los demás.
Danos la capacidad de amar y servir
como lo hiciste Tú. Que así sea.



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