Voluntariado Juvenil Vicentino

El Voluntariado Juvenil Vicentino tuvo su origen en París el 29 de noviembre de 1909. Nació con el nombre de “Obra de Luisas de Marillac”, y como parte de la Cofradía de las Damas de la Caridad, hoy Asociación Internacional de Caridades (A.I.C.). De esto hay constancia en un acta en la parroquia de San Nicolás de Chardonet, firmada por Monseñor Annette, Arzobispo de Paris. En Colombia fue organizado el movimiento el 2 de enero de 1933 3n Cali, desde donde se propagó al resto del País. En 1971 tomo el nombre de Voluntariado Juvenil Vicentino “VOLJUVI” dejando de ser solo femenino. Hace parte de la familia vicentina. Sigue las orientaciones de la Iglesia Católica, es ajeno a toda actividad de carácter partidista. Acata la constitución y las leyes de la Republica y promueve obras sociales de caridad y Evangelización, desarrollo humano y servicio a la comunidad.

viernes, abril 12

LECTIO DIVINA – DOMINGO III DE PASCUA ¿ME AMAS?... SÍ, SEÑOR, TÚ SABES QUE TE QUIERO


"Tú tienes palabras de vida, Ciclo “C”; 
obras completas de San Vicente de Paúl".
LA PALABRA HOY: Hechos Apóstoles 5,27-32.40-41; Salmo 29; Apocalipsis 5,11-14; Juan 21,1-19
Ambientación: Un cirio, rodeado de flores, imagen del Resucitado, frase: “¿Me amas?”
Cantos sugeridos: Vaso nuevo; El Señor resucitó; Yo lo resucitaré

AMBIENTACIÓN:

La Iglesia es testigo de la resurrección cuando lleva en el centro de su tarea evangelizadora a Cristo resucitado. Testigos somos también nosotros cuando escuchamos la palabra de Dios, nos alimentamos en la mesa de la fraternidad y vivimos en la esperanza gozosa y comprometida de su vuelta definitiva.

1. Oración inicial

Señor Jesús, te encuentras con Pedro,
con aquel que le habías confiado
tu Iglesia, pero que te negó y dejó de seguirte;
en tu encuentro con él,
le preguntas sobre sus sentimientos hacia ti,
si te AMABA…,
le preguntaste tres veces,
y tres veces te dijo: …te quiero…
Señor, ayúdanos a que viendo
lo que le pediste a tu Apóstol,
veamos nosotros nuestra actitud ante ti,
para ver cómo estamos viviendo
nuestra fe y nuestra seguimiento a ti.
Ayúdanos a sincerarnos
y ver si te amamos, te queremos o te ignoramos.
Ven Señor en nuestra ayuda con tu gracia
y confírmanos nuevamente en tu seguimiento
invitándonos a amarte siempre más.
Que así sea.


I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Juan 21, 1-19

Motivación: El Evangelio de hoy nos muestra cómo Jesús acompaña a los suyos en la misión y, a la vez, presenta las condiciones necesarias para que dicha misión dé fruto abundante.  Escuchemos.

Forma de leerlo:
1.  Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).

Preguntas para la lectura:
· ¿A qué discípulos se les presenta Jesús? ¿Qué estaban haciendo?
·  ¿Qué les ordena Jesús? ¿Cuál es el resultado?
· ¿Qué hacen cuando llegan a donde está Jesús? ¿Qué significa comer con Jesús?
· Después de comer: ¿Qué le pregunta Jesús a Pedro? ¿Por qué? ¿Qué contesta Pedro? ¿Qué significa la palabra: SÍGUEME?


Otros textos bíblicos para confrontar: Lucas 5,1-11; Lucas 22,54-62; Juan 21,20-25.


II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Motivación: Jesús resucitado se ha hecho presente en medio de la vida y  misión de la Iglesia, a quien ha recordado que debe prestar atención a su Palabra y ponerla en práctica. Sólo él puede dirigir y sostener una tarea evangelizadora que está encomendada a toda la comunidad cristiana.

· ¿Escucho la voz del Señor? ¿Dejo que me enseñe y me instruya? ¿A qué me invita hoy?
· ¿Dónde tendré que “echar” las redes de mi vida para que la “pesca sea fecunda”?
· Si el Señor me preguntara a mí… ¿me amas más que éstos?..., ¿qué le respondo?, ¿en qué y cómo justifico y manifiesto mi respuesta?
· ¿De qué manera me implico y me comprometo en la misión que el Señor nos ha dejado en su resurrección?
·  ¿Qué hago para que el Señor sea cada vez más conocido y así su proyecto se realice?


Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.


III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Como los primero discípulos, también nosotros hemos reconocido al Señor por su Palabra y estamos dispuestos para el servicio misionero. Pero nos cuesta reconocerlo en la dureza de lo cotidiano y obedecer sus indicaciones. Es el momento de pedirle que nunca nos falte el pan de su Palabra y el pan de la Eucaristía.

· Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
· Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.


IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Los Apóstoles exhortaban a la conversión como exigencia necesaria para reconocer a Cristo Resucitado y gozar del gran don de la Resurrección: el Espíritu Santo que nos guía en la misión. Escuchemos la recomendación de Vicente a un misionero:
“Le pido a Nuestro Señor que podamos morir a nosotros mismos para resucitar con él, que sea él la alegría de nuestros corazones, el objeto y el alma de sus acciones y su gloria en el cielo. Así será si nos humillamos ahora como él se humilló, si renunciamos a nuestras propias satisfacciones para seguirle, llevando nuestras pequeñas cruces, y si entregamos voluntariamente nuestras vidas, como dio él la suya, por nuestro prójimo, a quien él ama tanto y quiere que nosotros amemos como a nosotros mismos.” (III,584)

· Compromiso personal: Hacer de mi vida un testimonio coherente de Cristo Resucitado, de su persona viva, teniéndolo presente en mis planes y decisiones más importantes.

Oración final

Ayer estuvimos sepultados contigo,
¡Oh Cristo vuelto a  la vida!
Ayer estuvimos crucificados contigo,
a causa de la predicación de tu buena nueva.
Ahora recibimos de Ti la vida, el poder y la gloria
y somos bendecidos por ti,
en cuyo nombre hemos anunciado, la vida misma.
Fortifícame siempre, Señor de la Pascua,
a los que te proclaman vivo y reinante
allí donde dominan las sombras,
la muerte, la injusticia, el dolor.
Atrae a muchos hacia ti,
por nuestro humilde testimonio,
y otorga el gozo que no termina
a tus siervos y mensajeros
siempre amenazados por tu causa.
AMÉN

viernes, abril 5

LECTIO DIVINA – DOMINGO II DE PASCUA DICHOSOS LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO


“Tú tienes palabras de vida, Ciclo “C”;
obras completas de San Vicente de Paúl.
LA PALABRA HOY: Hechos Apóstoles 5,12-16; Salmo 117; Apocalipsis 1,9-11.13.17-19 jSan Juan 20, 19-31:
Ambientación: Un cirio, rodeado de flores, imagen del Resucitado, frase: “Hemos visto al Señor”
Cantos sugeridos: Alegre la mañana; Resucitó; Haces nuevas todas las cosas

AMBIENTACIÓN:

La fe en Jesús resucitado nos convierte en personas nuevas. El evangelio nos recuerda que esa fe es capaz de hacer que el grupo de los discípulos, cerrado sobre sí mismo, se transforme, por la fuerza del Espíritu, en una comunidad misionera. Una comunidad que obra signos y prodigios a favor del pueblo, respaldado por la autoridad soberana de Cristo resucitado.

1. Oración inicial

Señor Jesús,
Tú que el día de tu Resurrección
diste el Espíritu Santo a tus discípulos
para que pudieran comprender
tu nueva realidad y situación;
envía también sobre nosotros
el mismo Espíritu para que siendo conscientes
de que ahora estás Resucitado
y que estas a nuestro lado,
y así nos capacite para la misión
que Tú nos has dejado.
Te pedimos que tu Espíritu,
nos ayude a conocerte
y reconocer tu presencia viva
junto a nosotros,
haz que hoy nuevamente,
sintamos la alegría de tu Resurrección
y que eso nos impulse a la misión
sintiendo que eres Tú el que nos envías.
Que así sea.


I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Juan 20, 19-31

Motivación: El relato evangélico de hoy tiene lugar el primer día de la semana judía y es una reflexión y confesión pascual que la comunidad hace en torno a la mesa del Señor, lugar privilegiado el encuentro con el Resucitado para aquellos que creen en Él aun sin haberlo visto. Escuchemos.


Forma de leerlo:
1.     Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2.     Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).


Preguntas para la lectura:
·      ¿En qué situación se encontraban los discípulos al principio del relato?
·    ¿En qué aspectos se transforma esa situación inicial? ¿Quién y cómo hace posible este cambio?
·    ¿Qué misión confía Cristo Resucitado a los discípulos?
·    ¿Por qué Tomás tiene dificultades para creer? ¿Qué reproche le hace Jesús?
·    ¿Qué quiere mostrar el evangelista a través de este episodio?


Otros textos bíblicos para confrontar: Mc 16,14-18; Lc 24,36-49; Lc 1,45; Hch 1,8.


II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Motivación: Juan escribía pensando en muchos cristianos que, como Tomás, vacilaban en su fe y necesitaban ser fortalecidos. No nos cuesta identificarnos mucho con él, porque también atravesamos nuestras propias crisis de fe. Necesitamos que el Resucitado, como hizo con sus primeros discípulos, nos libre de nuestros miedos y nos comunique su Espíritu para poder ser sus testigos.

·    “…la paz esté con ustedes…”, en mi experiencia de fe, ¿qué cosas o circunstancias me ayudan a encontrar al Señor en mi vida?, ¿qué es lo que más me ayuda a crecer como persona de fe?
·    …como el Padre me ha enviado…, así YO los envío a ustedes…, siendo así, ¿es mi fe, una fe misionera, desinstalada, buscando siempre dar a conocer aquello que creo, manifestando lo que creo?, ¿de qué manera?
·   El Señor dio el Espíritu Santo a sus discípulos, para vivir lo que Él nos pide, ¿qué hago para poder recibir la fuerza de lo alto y así ser transformado por Él, para vivir como Él me pide?

Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.


III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: La incredulidad de Tomás da paso a la adoración: “Señor mío y Dios mío”. Son palabras que sólo pueden pronunciarse sinceramente cuando estamos convencidos de que Jesús resucitado nos acompaña. Transformemos en oración todo lo que hemos compartido en este encuentro.

·   Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
·   Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 117).


IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: La conversión de un hereje dio motivos a san Vicente, para exclamar:
"¡Qué dicha para nosotros los misioneros, poder demostrar que el Espíritu Santo guía a su Iglesia, trabajando como trabajamos por la instrucción y la santificación de los pobres". (XI, 730)

Santa Luisa, también afirma sobre la misión, como fruto de la acción del Espíritu Santo: “Esto es, me parece, lo que Nuestro Señor quería decir a sus Apóstoles cuando les anunciaba que después de la venida del Espíritu Santo, ellos también darían testimonio de Él. Y esto es lo que tienen que hacer todos los cristianos: no ya dar testimonio sobre la doctrina, cosa que incumbe sólo a los hombres apostólicos, sino con sus acciones perfectas de verdaderos cristianos. ¡Qué felices son las personas que por disposición de la divina Providencia tienen el deber de continuar en todas las prácticas más sencillas de su vida el ejercicio de la caridad! (E.98-A26. p. 810)


·   Compromiso personal: Durante este tiempo de Pascua, realizar alguna acción misionera como expresión de fe en el Resucitado.


Oración final
Dios Espíritu Santo
Tú, el don del Resucitado,
la fuerza que dinamiza y vitaliza la Iglesia,
Tú que vienes en nuestra ayuda
a fortalecernos y a impulsarnos
a vivir lo que el Señor nos ha propuesto
así como transformaste la vida de los Apóstoles
de la misma manera ven en nuestra ayuda,
y llénanos de ti,
para vivir lo que creemos
y transmitir aquello que da sentido a nuestra vida,
ven Tú en nuestra ayuda
y haznos experimentar el gozo y el regocijo
que viene del hecho de tenerte a ti
en nuestro corazón
y de vivir y anunciar el Evangelio.
AMÉN

LECTIO DIVINA – DOMINGO DE PASCUA VIO Y CREYÓ

lunes, marzo 11

LECTIO DIVINA – IV DOMINGO CUARESMA - C TENEMOS QUE ALEGRARNOS Y HACER FIESTA

“Tú tienes palabras de vida, Ciclo “C”;
obras completas de San Vicente de Paúl.

LA PALABRA HOY: Josué 5,9-12; Salmo 33; 2 Corintios 5,17-21; Lucas 15,1-3.11-32
Ambientación: Para toda la cuaresma: un camino de papel. Un corazón de papel con la inscripción: “Misericordia”.

Cantos sugeridos: Padre, vuelvo a ti; Si me levantaré

AMBIENTACIÓN:  
Jesús, acogiendo a los pecadores, no hacía otra cosa que manifestar el amor de Dios y su perdón misericordioso. La parábola del "hijo pródigo", y que también podría titularse parábola del padre misericordioso, es una réplica de Jesús a la murmuración de los fariseos que no hacían otra cosa que criticar su acogida. Lo principal es el gran amor de Dios que se refleja en la conducta del padre.

1. Oración inicial

Dame la gracia de tu Espíritu Santo…
para ser consciente de mi situación personal…
para ver lo que debo cambiar…
para darme cuenta de aquello que no corresponde a tu amor…
para tener la valentía de cambiar…
para buscar identificarme cada vez más contigo…
para no abandonarte más…
para volver a comenzar…
para buscar solo en ti el sentido de mi vida…
para confiar y esperar en ti…
para darme cuenta de tu misericordia y tu bondad…
para mirarme como Tú me miras…
para dejarme transformar por ti…
para aferrarme siempre más a ti…
para dejarme iluminar por ti…
para encontrar en ti mi fortaleza…
para vivir plenamente lo que me pides… 
para sentir el abrazo amoroso de tu perdón. AMÉN


I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Lc 15, 1-3-11-32

Motivación: El Evangelio de hoy nos recuerda que la misericordia de Dios sigue siendo mucho mayor que nuestras limitaciones; la acogida y el perdón que el “padre bueno” de la parábola, tuvo con su hijo pródigo, es, junto a nuestro reconocimiento de pecadores, la invitación a saber a hacer fiesta cuando un alejado vuelve a casa. Escuchemos:

Forma de leerlo:
1.  Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).

Preguntas para la lectura:

·   ¿A quiénes dirige Jesús la parábola? ¿Por qué?
·  ¿Qué le pide el hijo menor al padre? ¿Cómo reacciona ante este pedido? ¿Cómo emplea su herencia?
·   ¿Qué motiva el regreso del hijo a su casa?
·  ¿Qué actitudes muestra el hijo mayor? ¿Qué le dice su padre?
Otros textos bíblicos para confrontar: Éxodo 34,6; Oseas 11,8-9; Oseas 2,21; Lucas 6,36.


II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Motivación: La Cuaresma es para nosotros una oportunidad para convertirnos. Recapacitar, ponernos en camino y volver juntos al Padre. Pero, sobre todo, es una nueva ocasión para contemplar y saborear el perdón de Dios que surge de un corazón misericordioso como el suyo.

· ¿Qué impresión me causa la parábola del padre misericordioso?, ¿qué mensaje nos deja y qué actualidad tiene para nosotros?
· ¿En qué circunstancias uno actúa de la misma manera que el hijo menor?, ¿qué se puede hacer y cómo actuar en esas circunstancias?
·  ¿Con cuál de los dos hijos me identifico más a la hora de relacionarme con Dios?
· En estos días de cuaresma, ¿qué debemos hacer para tomar conciencia de nuestra situación personal y así levantarnos y volver al Padre?

Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.


III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: En el centro de esta parábola hemos encontrado un corazón que busca con pasión, que acoge calurosamente y que siempre está dispuesto a hacer fiesta con todos nosotros.

· Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
· Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 33).


IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: San Vicente explica a las hermanas el significado de la parábola del hijo pródigo:
¿Se acuerdan mis queridas hermanas, de lo que se dice del hijo pródigo? El pródigo exige a su padre los bienes que le pertenecen, abandona su casa y se marcha a malgastarlos. Después de haberlo perdido todo hasta verse obligado a compartir con los cerdos su comida, se decidió a volver. Y entonces el padre exclamó: "¡Ah! ¡Ahí está mi hijo! ¡Que me lo cuiden, que preparen un banquete, que maten el ternero cebado, que le traigan vestidos y que todo el mundo se alegre de la vuelta de mi hijo!". Pues bien, hermanas, vean cómo acaricia aquel padre al pobre desdichado; lo abraza, le ofrece un gran banquete y toda su casa se llena de alegría. ¿Es que acaso lo quiere más que al mayor, que solamente le ha dado motivos de satisfacción? No; lo que pasa es que es más digno de compasión por su miseria.
El mayor, que venía del campo, al oír los violines y los preparativos que se hacían en casa de su padre, se llenó de tristeza…
Es la envidia la que le hace decir esas cosas al hermano mayor; cree que es su hermano el preferido. Pero aunque el padre parece amar más al hijo pródigo que al otro, la verdad es que quiere mucho más al mayor, y con razón. (IX,628)
           
Compromiso: ¿Qué debo hacer para levantarme y dejar mi actual vida de pecado y volver al Padre?, ¿cómo, qué necesito?, ¿cuáles son mis dificultades para dar ese paso? En sí, ¿qué voy a hacer para volver al Padre y reconciliarme con Él?

Oración final

Te bendecimos, Dios Padre, porque Jesucristo, tu Hijo, fue conocido y acusado como "el que acoge a los pec adores". En la parábola del hijo pródigo nos dejó la mejor y más exacta radiografía de tu corazón de padre que ama y perdona siempre.
Bendito seas, Señor, porque eres un Dios reconciliador y no nos tratas como merecen nuestros continuos desdenes, sino que corres a nuestro encuentro y, como al hijo pródigo, nos colmas de amor, besos, ternura, regalos, pan y Eucaristía.
Hoy queremos desandar el camino para descansar al fin en tus brazos, dejándonos querer por ti; así rehabilitados, podremos sentarnos a tu mesa con todos los hermanos. Amén.


lunes, marzo 4

LECTIO DIVINA – III DOMINGO CUARESMA - C A VER SI DA FRUTO




“Tú tienes palabras de vida, Ciclo “C”; obras completas de San Vicente de Paúl. 

LA PALABRA HOY: Éxodo 3,1-8.13-15; Salmo 102; 1 Corintios 10,1-6.10-12; Lucas 13, 1-9
Ambientación: Para toda la cuaresma: un camino de papel. Una flecha grande de papel con la inscripción: “Conviértete”.
Cantos sugeridos: Este es el día del Señor.

AMBIENTACIÓN:  
La cuaresma se caracteriza por ser un tiempo de conversión, de cambio, de vuelta al Señor, para poder así disponernos a las fiestas de Pascua, que son el prototipo del cambio y de la vida nueva, de la vida plena que el Señor ha experimentado con su resurrección y que es una invitación a todos nosotros.

1. Oración inicial

Señor Jesús,
Tú una y otra vez, nos has invitado a la conversión,
a hacer de ti el sentido de nuestra vida,
para que así nuestra fe la manifestemos
en obras y actitudes,
por eso, nos invitas a dejar lo que nos separa de ti,
a abandonar nuestra vida de pecado,
a cambiar de actitudes
y a producir frutos de conversión.
Ahora que estamos preparándonos
para celebrar tu misterio pascual,
te pedimos que nos concedas tu Espíritu Santo
para que tengamos el valor de reconocer
todo aquello que debemos cambiar,
y con tu ayuda, podamos dejar de lado,
todo lo que impide que Tú seas todo
para y en nosotros.
Tú que nos pides la conversión,
ayúdanos a cambiar lo que debemos cambiar
y así dar los frutos que esperas de nosotros.
Que así sea.


I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Lucas 13, 1-9

Motivación: Jesús hace una nueva llamada a la conversión, al cambio de vida de sus seguidores; es una tarea urgente, y debe manifestarse y verificar su autenticidad en las obras, en las actitudes, en los comportamientos. Si la conversión no nos lleva a cambiar de vida, no ha habido tal conversión; y si no nos convertimos seremos como la higuera estéril. Escuchemos:

Forma de leerlo:
1.  Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención (sentados).

Preguntas para la lectura:

·   ¿Qué noticias le llevan a Jesús las personas que llegan a donde él?
· ¿Qué les contesta Jesús en ambos casos? ¿Qué recomendaciones les da?
·  ¿Qué enseñanza quiere dar Jesús con la parábola de la higuera?
·   ¿Quién intercede para que la higuera no sea cortada?
·   ¿Cómo actúa el dueño de la viña?


Otros textos bíblicos para confrontar: Juan 9,3; Juan 8,24; Mateo 21,19.


II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Motivación: Jesús, el viñador, nos alimenta con su Palabra para que podamos dar frutos de vida ante el juicio inminente que se ha iniciado con su llegada. Para ello no basta con escuchar, sino que hemos dejarnos de convertir por esa Palabra que es eficaz y que llena de frutos nuestras vidas.

·  Dios castiga. ¿En qué aspectos cambia el texto esta visión equivocada de Dios?
· Para nosotros en este tiempo de cuaresma, ¿qué importancia tienen las dos exhortaciones que el Señor nos hace a la conversión (Lc 13,3.5)?, ¿qué actualidad tiene para nosotros?, ¿qué debemos hacer, convertirnos a qué, cómo?
·  ¿Qué mensaje transmite la parábola de la higuera estéril (Lc 13,6-9)?, ¿qué le dice a nuestra vida?, ¿a qué nos compromete la paciencia de Dios?, ¿cuáles serían los frutos que el Señor espera de cada uno de nosotros?

Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.


III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: La cuaresma se nos presenta como una oportunidad única para cavar, para echar abono en nuestra vida cristiana, para seguir avanzando en nuestro camino de conversión y dar frutos de vida. En nuestra oración le pedimos a Jesús, el Viñador, que no se canse de interceder por nosotros, que nos ayuda a dar muchos frutos.

· Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
· Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 102).


IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: La verdadera conversión nos lleva a dar frutos abundantes, y el buen ejemplo lleva a otros a hacer lo mismo. Esto es lo que sugiere Vicente a los misioneros en la repetición de oración del 25 de noviembre de 1657.

“ No solamente hemos de obrar el bien, sino además que ese bien lo debemos hacer bien. Porque, fíjense, no basta con hacer cosas buenas, por ejemplo, dar limosna, ayunar, y todo lo demás todo eso está bien, pero no es suficiente, además hay que hacer bien todo esto, con el espíritu de nuestro Señor, de la manera como lo hizo nuestro Señor en la tierra, y puramente por la gloria de Dios. Las plantas son incapaces de producir frutos que sean más excelentes que su esencia. Nosotros, todos nosotros, somos como la esencia de los que han de venir después de nosotros, y que probablemente no producirán mejores frutos que nosotros, ni alcanzarán una perfección más alta que nosotros. Si nosotros hemos obrado bien, ellos obrarán bien.” (XI, 314)

¿Qué va a cambiar en mi vida después de haber visto que el Señor pide que produzcamos frutos?, ¿qué debo hacer para vivir mi vida y mi fe produciendo los frutos que el Señor espera de mí?, ¿dónde, con quienes, de qué manera, en qué debo producir frutos?

Oración final

Te bendecimos, Padre, porque eres paciente y compasivo, un Dios lento a la ira y rico en clemencia y bondad.
No quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Por eso nos invitas continuamente a una conversión liberadora; pero nosotros estamos instalados muy a gusto en la mezquindad, en la hojarasca estéril de una frondosidad tan sólo aparente.

Convierte, Señor, nuestro corazón a los valores de tu reino: pobreza y desprendimiento, perdón y fraternidad, paz y concordia, amor y justicia, alegría y generosidad, aguante y esperanza.
Así seremos hombres y mujeres nuevos, hijos de tu ternura, cristianos maduros de verdad y guiados por tu Espíritu. Amén.


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