![]() |
"Tú tienes palabras de vida, Ciclo “C”;
obras completas de San Vicente de Paúl".
|
Ambientación: Un cirio, rodeado de flores, imagen del Resucitado, frase: “¿Me
amas?”
Cantos sugeridos: Vaso nuevo; El Señor resucitó; Yo lo resucitaré
AMBIENTACIÓN:
La Iglesia es testigo
de la resurrección cuando lleva en el centro de su tarea evangelizadora a
Cristo resucitado. Testigos somos también nosotros cuando escuchamos la palabra
de Dios, nos alimentamos en la mesa de la fraternidad y vivimos en la esperanza
gozosa y comprometida de su vuelta definitiva.
1. Oración inicial
Señor Jesús, te encuentras con Pedro,
con aquel que le habías confiado
tu Iglesia, pero que te negó y dejó de seguirte;
en tu encuentro con él,
le preguntas sobre sus sentimientos hacia ti,
si te AMABA…,
le preguntaste tres veces,
y tres veces te dijo: …te quiero…
Señor, ayúdanos a que viendo
lo que le pediste a tu Apóstol,
veamos nosotros nuestra actitud ante ti,
para ver cómo estamos viviendo
nuestra fe y nuestra seguimiento a ti.
Ayúdanos a sincerarnos
y ver si te amamos, te queremos o te ignoramos.
Ven Señor en nuestra ayuda con tu gracia
y confírmanos nuevamente en tu seguimiento
invitándonos a amarte siempre más.
Que así sea.
I. LECTIO ¿Qué
dice el texto? – Juan
21, 1-19
Motivación: El Evangelio de hoy nos muestra cómo Jesús acompaña
a los suyos en la misión y, a la vez, presenta las condiciones necesarias para
que dicha misión dé fruto abundante. Escuchemos.
Forma
de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la
atención (sentados).
Preguntas
para la lectura:
· ¿A qué discípulos se les presenta Jesús? ¿Qué estaban haciendo?
· ¿Qué les ordena Jesús?
¿Cuál es el resultado?
· ¿Qué hacen cuando
llegan a donde está Jesús? ¿Qué significa comer con Jesús?
· Después de comer:
¿Qué le pregunta Jesús a Pedro? ¿Por qué? ¿Qué contesta Pedro? ¿Qué significa
la palabra: SÍGUEME?
Otros textos bíblicos
para confrontar: Lucas 5,1-11; Lucas 22,54-62; Juan 21,20-25.
II. MEDITATIO ¿Qué me
dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Jesús resucitado se ha hecho presente en
medio de la vida y misión de la Iglesia,
a quien ha recordado que debe prestar atención a su Palabra y ponerla en
práctica. Sólo él puede dirigir y sostener una tarea evangelizadora que está
encomendada a toda la comunidad cristiana.
· ¿Escucho la voz del Señor? ¿Dejo que me
enseñe y me instruya? ¿A qué me invita hoy?
· ¿Dónde tendré que “echar” las redes de mi
vida para que la “pesca sea fecunda”?
· Si el Señor me preguntara a mí… ¿me amas más
que éstos?..., ¿qué le respondo?, ¿en qué y cómo justifico y manifiesto mi
respuesta?
· ¿De qué manera me implico y me comprometo en
la misión que el Señor nos ha dejado en su resurrección?
· ¿Qué hago para que el Señor sea cada vez más
conocido y así su proyecto se realice?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez
nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación
personal.
III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su
Palabra?
Motivación: Como los primero discípulos, también nosotros hemos
reconocido al Señor por su Palabra y estamos dispuestos para el servicio
misionero. Pero nos cuesta reconocerlo en la dureza de lo cotidiano y obedecer
sus indicaciones. Es el momento de pedirle que nunca nos falte el pan de su
Palabra y el pan de la Eucaristía.
· Luego de un tiempo de oración personal,
podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios
mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
· Se puede, también, recitar el salmo
responsorial que corresponde a este domingo.
IV. CONTEMPLATIO
¿Qué me lleva a hacer
el texto?
Motivación: Los Apóstoles exhortaban a la conversión como exigencia necesaria para
reconocer a Cristo Resucitado y gozar del gran don de la Resurrección: el
Espíritu Santo que nos guía en la misión. Escuchemos la recomendación de
Vicente a un misionero:
“Le pido a Nuestro Señor que podamos morir a nosotros mismos para
resucitar con él, que sea él la alegría de nuestros corazones, el objeto y el
alma de sus acciones y su gloria en el cielo. Así será si nos humillamos ahora
como él se humilló, si renunciamos a nuestras propias satisfacciones para
seguirle, llevando nuestras pequeñas cruces, y si entregamos voluntariamente
nuestras vidas, como dio él la suya, por nuestro prójimo, a quien él ama tanto
y quiere que nosotros amemos como a nosotros mismos.” (III,584)
· Compromiso personal: Hacer
de mi vida un testimonio coherente de Cristo Resucitado, de su persona viva,
teniéndolo presente en mis planes y decisiones más importantes.
Oración
final
Ayer
estuvimos sepultados contigo,
¡Oh
Cristo vuelto a la vida!
Ayer
estuvimos crucificados contigo,
a causa
de la predicación de tu buena nueva.
Ahora
recibimos de Ti la vida, el poder y la gloria
y somos
bendecidos por ti,
en cuyo
nombre hemos anunciado, la vida misma.
Fortifícame
siempre, Señor de la Pascua,
a los
que te proclaman vivo y reinante
allí
donde dominan las sombras,
la
muerte, la injusticia, el dolor.
Atrae a
muchos hacia ti,
por
nuestro humilde testimonio,
y otorga
el gozo que no termina
a tus
siervos y mensajeros
siempre
amenazados por tu causa.
AMÉN