Fuentes: “Tú tienes palabras de vida,
Ciclo B”; obras completas de
San Vicente de Paúl.
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Ambientación: Al centro un racimo de
uvas, alrededor algunos sarmientos o ramitas de árbol sobre los que colocamos
los nombres de los participantes.
Cantos sugeridos: Jesús
está entre nosotros; Juntos cantando la alegría
AMBIENTACIÓN:
Todos los que creemos en Cristo Resucitado estamos llamados a vivir una
existencia gloriosa, transformada, absolutamente nueva. Los discípulos pasamos
de la esterilidad a una vida fecunda, permaneciendo en Jesús y dando así frutos
de amor.
Oración inicial
¡Señor, Tú eres! Y esto nos basta para vivir,
para continuar esperando cada día,
para caminar en este mundo,
para no escoger el camino errado
del aislamiento y de la soledad.
Sí, Tú eres por siempre y desde siempre;
eres y permaneces, ¡oh Jesús!
Y tu ser es un don continuo también para nosotros,
es fruto siempre maduro, porque nos alimentamos
y nos hacemos fuertes por Ti, de tu Presencia.
Señor, abre nuestro corazón,
abre nuestro ser a tu ser,
ábrenos a la Vida con el poder misterioso de tu
Palabra.
Haznos escuchar, haznos comer y gustar
este alimento del alma.
Envía, ahora, el buen fruto de tu Espíritu
para que realice en nosotros lo que leamos
y meditemos sobre Ti.
AMEN.
I.
LECTIO ¿Qué dice el texto? – Juan
15, 1-8
Motivación: La alegoría de la vid y los sarmientos está cargada de
resonancias bíblicas. Con ella, la comunidad de Juan expresó la relación
cercana y personal que debe establecerse entre Jesús Resucitado y el auténtico
discípulo. Escuchemos.
Forma de leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la
atención (sentados).
Preguntas para la lectura:
·
vv. 1-5: La imagen de la “Vid
verdadera”, ¿qué dice de Jesús y de su relación con el Padre? ¿y de la relación
entre Jesús y el discípulo?
·
¿Qué consecuencias tiene permanecer unido a Jesús?
·
¿Cuál es la consecuencia del sarmiento separado de la
vid?
·
¿Qué significa dar frutos?
·
¿De qué manera Dios es glorificado?
Otros textos bíblicos
para confrontar: Isaías 5,1-7; Ezequiel17,1-10;
Mateo 20,1-8
II.
MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: El pasaje sobre la vid,
los sarmientos y los frutos, nos habla del Padre, de Jesús y de cada uno de
nosotros, sus discípulos. Es una hermosa alegoría que hoy se nos ofrece como
Palabra de Dios para hablar y hacer fructificar nuestras vidas.
·
Para ser discípulo de Jesús
es necesario permanecer en Él. ¿Qué dificultades encuentro para estar unido a él?
·
¿Cómo se alimenta mi vida, de dónde recibo la savia
que necesito para ser un sarmiento íntimamente unido a Cristo?
·
Mi Padre recibe gloria...
cuando se manifiestan como discípulos míos. ¿Qué invitaciones concretas
me ofrece este texto para mantenerme y manifestarme como discípulo de Jesús?
·
¿Actuamos comprometidamente por lo que agrada a Dios?
·
¿Qué frutos me siento llamado a dar en este momento de
mi vida?
Luego de un tiempo de
meditación personal, compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el
texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III.
ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Dice Jesús que unidos a Él
obtendremos lo que pidamos, porque sólo así sintonizaremos con la voluntad del
Padre. Confiados en estas palabras, le presentamos todo lo que el pasaje del
Evangelio nos haya sugerido.
·
Luego de un tiempo de
oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre
dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica
confiada.
·
Se puede, también,
recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 21).
IV.
CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Es conocido el cristocentrismo de san Vicente:
Cristo el centro de todo, la regla de la misión, la fuente de todas sus obras:
“Acuérdese, padre, de que vivimos en
Jesucristo por la muerte en Jesucristo, y que hemos de morir en Jesucristo por
la vida de Jesucristo, y que nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo
y llena de Jesucristo, y que, para morir como Jesucristo, hay que vivir como
Jesucristo. (I, 320)”
Por tanto, tienen que estar unidos entre
ustedes en Jesucristo, por Jesucristo y para Jesucristo.
El Espíritu de Cristo es un espíritu de unión
y de paz; ¿cómo podrían atraer a las almas a Jesucristo si no estuviesen unidos
entre ustedes y con él mismo? De ninguna manera. Por tanto, no tengan más que
un mismo sentimiento y una misma voluntad; si no, seríancomo los caballos que,
atados a un mismo carro, se pusieran a tirar los unos de un lado, los otros de
otro, y acabarían por estropearlo y destrozarlo todo.
Dios nos llama para que trabajemos en su viña.
Vayan, pues, como si no tuvieran en él más que un solo corazón y una misma
intención; de esta manera es como producirán fruto.” (XI,71)
·
Compromiso personal: hacer una revisión profunda de los medios que
empleamos para vivir unidos a Cristo y “permanecer” en su amor.
·
Comunitario: Hacer más viva nuestra oración de petición en
su Nombre sobre las necesidades del mundo presente.
Oración
final
Tus
brazos extendidos en la cruz
son el
árbol de la vida eterna,
¡Oh
Cristo, vid verdadera,
que
unes al Padre!
Continua
ofreciéndote a quien cree,
ya que
sin Ti nada podemos,
y sana
con la savia de tu sangre
las
heridas de nuestros pecados.
Mantén
unidos a Ti,
a aquellos
que llamas por el bautismo
para
ser tu presencia en el mundo,
árbol
que unes cielo y tierra en tu pasión.
Y que
por Ti, cual sarmientos,
alcancemos
hoy y siempre:
la
Verdad que hace libres; la paz que une como hermanos;
el
amor hacia todos,fruto de nuestra permanencia en Ti.
¡Oh
Cristo, vid verdadera para la vida del mundo!