“Tú
tienes palabras de vida, Ciclo “C”; obras completas de San Vicente de Paúl. |
Ambientación: Para toda la cuaresma: un camino de papel. Un
corazón de papel con la inscripción: “Misericordia”.
Cantos sugeridos: Padre, vuelvo a ti; Si me levantaré
AMBIENTACIÓN:
Jesús,
acogiendo a los pecadores, no hacía otra cosa que manifestar el amor de Dios y
su perdón misericordioso. La parábola del "hijo pródigo", y que
también podría titularse parábola del padre misericordioso, es una réplica de
Jesús a la murmuración de los fariseos que no hacían otra cosa que criticar su
acogida. Lo principal es el gran amor de Dios que se refleja en la conducta del
padre.
1. Oración inicial
Dame la gracia de tu Espíritu Santo…
para ser consciente de mi situación personal…
para ver lo que debo cambiar…
para darme cuenta de aquello que no corresponde a
tu amor…
para tener la valentía de cambiar…
para buscar identificarme cada vez más contigo…
para no abandonarte más…
para volver a comenzar…
para buscar solo en ti el sentido de mi vida…
para confiar y esperar en ti…
para darme cuenta de tu misericordia y tu bondad…
para mirarme como Tú me miras…
para dejarme transformar por ti…
para aferrarme siempre más a ti…
para dejarme iluminar por ti…
para encontrar en ti mi fortaleza…
para vivir plenamente lo que me pides…
para sentir el abrazo amoroso de tu perdón. AMÉN
I. LECTIO ¿Qué
dice el texto? – Lc 15, 1-3-11-32
Motivación: El Evangelio de hoy nos recuerda que la
misericordia de Dios sigue siendo mucho mayor que nuestras limitaciones; la
acogida y el perdón que el “padre bueno” de la parábola, tuvo con su hijo
pródigo, es, junto a nuestro reconocimiento de pecadores, la invitación a saber
a hacer fiesta cuando un alejado vuelve a casa. Escuchemos:
Forma de
leerlo:
1. Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
2. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la
atención (sentados).
Preguntas
para la lectura:
· ¿A quiénes dirige Jesús la parábola? ¿Por
qué?
· ¿Qué le pide el hijo menor al padre? ¿Cómo
reacciona ante este pedido? ¿Cómo emplea su herencia?
· ¿Qué motiva el regreso del hijo a su casa?
· ¿Qué actitudes muestra el hijo mayor? ¿Qué le
dice su padre?
Otros
textos bíblicos para confrontar: Éxodo 34,6; Oseas 11,8-9; Oseas 2,21; Lucas 6,36.
II. MEDITATIO ¿Qué me
dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: La Cuaresma es para nosotros una oportunidad
para convertirnos. Recapacitar, ponernos en camino y volver juntos al Padre.
Pero, sobre todo, es una nueva ocasión para contemplar y saborear el perdón de
Dios que surge de un corazón misericordioso como el suyo.
· ¿Qué impresión me causa la parábola del padre
misericordioso?, ¿qué mensaje nos deja y qué actualidad tiene para nosotros?
· ¿En qué circunstancias uno actúa de la misma
manera que el hijo menor?, ¿qué se puede hacer y cómo actuar en esas
circunstancias?
· ¿Con cuál de los dos hijos me identifico más
a la hora de relacionarme con Dios?
· En estos días de cuaresma, ¿qué debemos hacer
para tomar conciencia de nuestra situación personal y así levantarnos y volver
al Padre?
Luego de un tiempo de meditación personal,
compartimos con sencillez nuestra reflexión, lo que el texto ME dice a mi
propia realidad y situación personal.
III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su
Palabra?
Motivación: En el
centro de esta parábola hemos encontrado un corazón que busca con pasión, que
acoge calurosamente y que siempre está dispuesto a hacer fiesta con todos
nosotros.
· Luego de un tiempo de oración personal,
podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios
mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada.
· Se puede, también, recitar el salmo
responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 33).
IV. CONTEMPLATIO
¿Qué me
lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente explica a las
hermanas el significado de la parábola del hijo pródigo:
¿Se
acuerdan mis queridas hermanas, de lo que se dice del hijo pródigo? El pródigo
exige a su padre los bienes que le pertenecen, abandona su casa y se marcha a
malgastarlos. Después de haberlo perdido todo hasta verse obligado a compartir
con los cerdos su comida, se decidió a volver. Y entonces el padre exclamó:
"¡Ah! ¡Ahí está mi hijo! ¡Que me lo cuiden, que preparen un banquete, que
maten el ternero cebado, que le traigan vestidos y que todo el mundo se alegre
de la vuelta de mi hijo!". Pues bien, hermanas, vean cómo acaricia aquel
padre al pobre desdichado; lo abraza, le ofrece un gran banquete y toda su casa
se llena de alegría. ¿Es que acaso lo quiere más que al mayor, que solamente le
ha dado motivos de satisfacción? No; lo que pasa es que es más digno de
compasión por su miseria.
El mayor, que venía del campo, al
oír los violines y los preparativos que se hacían en casa de su padre, se llenó
de tristeza…
Es la envidia la que le hace decir
esas cosas al hermano mayor; cree que es su hermano el preferido. Pero aunque
el padre parece amar más al hijo pródigo que al otro, la verdad es que quiere
mucho más al mayor, y con razón. (IX,628)
Compromiso: ¿Qué debo hacer para
levantarme y dejar mi actual vida de pecado y volver al Padre?, ¿cómo, qué
necesito?, ¿cuáles son mis dificultades para dar ese paso? En sí, ¿qué voy a
hacer para volver al Padre y reconciliarme con Él?
Oración
final
Te bendecimos, Dios Padre, porque Jesucristo,
tu Hijo, fue conocido y acusado como "el que acoge a los pec adores". En la parábola del hijo pródigo
nos dejó la mejor y más exacta radiografía de tu corazón de padre que ama y
perdona siempre.
Bendito seas, Señor, porque eres un Dios
reconciliador y no nos tratas como merecen nuestros continuos desdenes, sino
que corres a nuestro encuentro y, como al hijo pródigo, nos colmas de amor,
besos, ternura, regalos, pan y Eucaristía.
Hoy queremos desandar el camino para
descansar al fin en tus brazos, dejándonos querer por ti; así rehabilitados, podremos
sentarnos a tu mesa con todos los hermanos. Amén.